martes, 26 de junio de 2012

CARTA PARA RAMON BAÑUELOS


Ya faltan muy poquitos días para que se acabe todo este show político en que se ha hecho derroche de pesos, de promesas, de sacar trapitos y trapotes al sol, de amenazas, de dimes y diretes, de almuerzos con la prensa, de desgastar al máximo las palabras “amigos”, “compañeros”, “soy uno de ustedes”, “porque soy mujer”, etc. Pronto podremos volver a escribir a nuestras anchas de lo que se nos venga en gana, aunque nunca falta por ahí un “prietote” en el arroz que se quiera sentir la mamá de Obama, lo que originó que escribiera esta
CARTA PARA EL SR. RAMON BAÑUELOS GRACIANO
Con un afectuoso saludo:
En la parte inferior derecha de la Página 7 de su Publicación Quincenal “Testimonio 13”  correspondiente al 17 de junio del presente año, aparece una nota de su corresponsal (Diego O. Rivera Alvarado), la que se titula “QUE SUERTE TIENEN LOS “PERIODISTAS” QUE TRABAJAN EN LA PRESIDENCIA”, abajo del título dos fotos, una en que por desgracia me captó a mí.
Este es el sujeto que se cree bien chingón
En seguida el corresponsal hace notar su malestar acerca del evento del 8 de junio pasado porque –según él-  “se supone que este evento lo organiza la Presidencia para los MEDIOS DE COMUNICACIÓN  y no para ellos mismos”. Eso lo dice quizá porque no le haya tocado ningún regalo. Pero a lo que yo sé, en esta ocasión, -como en otras anteriores- se invitó NO SOLO a los medios sino a quienes han ejercido el periodismo en diferentes etapas de la vida jerezana, sin importar dónde o en qué están trabajando. En el evento estaban Lucy Estrada, Samuel Correa, Castaño y otros que en su tiempo escribieron muchas páginas de la vida de Jerez. Su corresponsal no creo sea la persona adecuada para juzgar quienes son o no periodistas.
En mi caso personal, considero como una burla el encabezado de esa nota en que pone “periodistas” (entre comillas) como dudando que lo sean otros, así como mi foto. Y digo que la ironía no cabe ahí, porque mi trabajo en la presidencia (por decir algo, pues estoy en el Instituto Jerezano de Cultura donde laboro como diseñador gráfico) nada tiene qué ver con el periodismo. Sin embargo, fuera de ahí sigo colaborando para diversas publicaciones, como mi columna dominical (La página de Miguel) en “El Alacrán” que es siempre muy buscada, coleccionada y comentada desde hace ya varios años que comencé a escribirla.
El 25 de septiembre próximo, cumpliré 40 años dentro del ámbito periodístico, mismo que inicié con la tutoría del Profr. Fernando Robles Zepeda, quien me guió con sus consejos, con sus opiniones acerca de redacción, ética y estilo. Tuve la oportunidad de acercarme con periodistas de la vieja guardia zacatecana, como Salvador Llamas Borja, Herón Domínguez, José María Pino Méndez, Luis Cervantes y otros, con los que conviví y aprendí como parte del periódico “Actualidades”.
En esos 40 años he colaborado en muchos semanarios (incluyendo el mío propio “El Eco”), en revistas, diarios y medios electrónicos. Incluso en varias ocasiones he leído escritos míos en revistas de circulación nacional, y dos veces se me ha pedido colaboración para el prestigiado diario “El País” editado en Madrid, España.
En esos 40 años he visto muchos jóvenes que se autotitulan “periodistas” y se quieren comer el mundo de un tarascazo, pero que al final ni una mordidita le dan. He visto nacer, crecer y morir de forma temprana ambiciosos proyectos impulsados por grupos de jóvenes que con el optimismo de la edad, creen que el periodismo es una profesión lucrativa, que deja hartas ganancias, pero se desaniman al ver que no es así y sueltan el arpa en busca de mejores prebendas. En fin, pocos somos los que seguimos en la brega, y suplimos el papel que confiere el título de “Licenciado en Ciencias de la Comunicación” por la experiencia que la vida nos va proporcionando. Experiencia que no es gratis, pues llevo en mi haber varias amenazas de muerte, algunas demandas sin sentido, una manifestación del barzón para mí solito y hasta con la participación del líder nacional Juan José Quirino, un juicio popular en mi contra impulsado por las huestes locas de Luna Ureño, etc.
Para mí, el periodismo no es una profesión en sí, es una vocación que se lleva en la sangre o no se lleva, y somos pocos los que así lo sentimos. Ser periodista no es andar atrás de Meño, Toño y Sandra emulando sus actos a todo momento. No, ser periodista es actuar con responsabilidad, con criterio propio, con mucha ética. El periodista no necesariamente tiene qué estar enfrentado con medio mundo. Al contrario, el periodista verdadero es amistoso y una de las bases de su éxito es la serie de “fuentes” que conforma con las amistades que va haciendo con el paso del tiempo.
Un periodista debe saber trabajar con su herramienta básica que son las “5 W y una H” (Who?, What?, Where?, When?, Why?, How?). Debe jugar con esas preguntas, contestarlas con estilo propio, conjugarlas sin caer en retóricas comúnes.
En fin, mencioné todo lo anterior, porque creo que el novato (y muy novato) colaborador suyo no es nadie para burlarse de mí, y menos para calificarme, (y no es que me quede el saco, sino que él puso mi foto abajo del título)  por lo que solicito que en lo sucesivo se abstenga de mencionarme para bien  o para mal. Que me dé por muerto. ¡Ah! Y que se abstenga de usar cualquier material mío para suplir su falta de trabajo de investigación periodística, como ha ocurrido en ediciones anteriores de “Testimonio 13” en que ha publicado SIN MI CONSENTIMIENTO verbal o escrito textos de mi autoría, de mi investigación particular. Si, según él, soy “periodista” (entre comillas) ¿por qué se nutre de mis trabajos?
Reitero mi afectuoso saludo
LUIS MIGUEL BERUMEN FELIX
LIBROS. Y ya que desquité mi coraje, les aviso que hay en existencia los tres tomos de “Leyendas y Relatos de Jerez”, además de “Conozco Jerez” y la enésima edición de “Relatos de Aparecidos y Tesoros”. Los puede encontrar en “Regalos GERSY” (Esquina nororiente del Jardín), en “Nevería EL PARAÍSO” (Portal Inguanzo), en “Video REC” (Mero enfrente de la cantina El Venadito), en Reforma No. 51 (en la Plazuela, frente a donde se pone don Carlos García “El Porky” a vender sus sabrosos duros y tostadas), en el Mercado de Artesanías (por la calle Hidalgo, atrás del Santuario), y en otros lugares.